©Brett Seymour
En este blog (compuesto por dos artículos), la AmbassaDiver Gemma Smith escribe sobre el misterioso mundo de la arqueología submarina.
¿Por qué decidiste adentrarte en el mundo de la arqueología submarina?
Hay muchos aspectos del buceo que me gustan y siempre hay nuevas aventuras y nuevos sitios en los que bucear. Esa es una de las maravillas de este deporte. Uno de los aspectos del buceo que más me interesa es el buceo científico y, en particular, la arqueología submarina. Mis padres eran arqueólogos de tierra. Mediante mi pasión por el buceo terminé involucrándome en arqueología subacuática con un sentimiento satisfactorio de completar el círculo que comencé de pequeña cuando mi madre me dejaba jugando en la tierra con una pala mientras ella trabajaba en excavaciones arqueológicas. Durante los últimos años tuve la gran suerte de formar parte de fascinantes proyectos arqueológicos, y posiblemente en la más importante y famosa excavación submarina llevada a cabo por el hombre: la del mecanismo del pecio Anticitera.
El mecanismo del pecio Anticitera
Durante varias décadas, la pequeña y remota isla griega de Anticitera, alejada de Grecia peninsular y al noroeste de Creta, es conocida como el hogar de uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo. Todo comenzó alrededor de 1900 cuando pescadores de esponjas de la isla griega de Symi tuvieron que tomar abrigo durante una terrible tormenta de camino a casa tras pasar el verano pescando en Túnez. Mientras esperaban a que el mal tiempo pasase decidieron probar suerte a ver si encontraban algo más que añadir a su botín de esponjas. Usando el equipo propio de la época: traje de lona, casco pesado de cobre y una manguera umbilical difícil de usar que les proporcionaba aire y que era el único punto de conexión al mundo de la superficie. El primero en descender fue Elias Stadiatis. Minutos más tarde volvió a la superficie completamente alterado, gritando que el fondo estaba cubierto de cadáveres. ¡Hay cadáveres por todas partes! Estos “cuerpos muertos” resultaron ser, en posteriores inmersiones, una enorme colección de increíbles estatuas de bronce y mármol, reliquias de un desconocido pecio sumergido miles de años antes y su descubrimiento dio lugar al inicio de uno de los hallazgos más extraordinarios de los últimos tiempos.
A pesar de la increíble belleza de las estatuas encontradas y recuperadas, el Anticitera es conocido sin duda por un dispositivo que es denominado como el “ordenador más antiguo del mundo”. Complejos engranajes de piezas dentadas y ruedas de bronce, cortadas con total precisión y marcadas con pequeñas escalas e inscripciones fueron, y todavía son, algo que nunca se había descubierto. Lo más sorprendente es la antigüedad de este dispositivo. Pensar que fue creado por los griegos antiguos hace unos 2 000 años lo pone a la vanguardia de su tiempo. Hasta este descubrimiento nunca se encontró antes otra báscula de esa precisión o piezas dentadas de esa era. Hay opiniones divididas en cuanto a su uso exacto pero, hoy en día, los expertos han llegado a la conclusión de que se usaban para predecir el movimiento del sol, de la luna y de los planetas. Además, se cree que se utilizaba para mostrar eclipses y los ciclos de los antiguos juegos olímpicos.
Desde su descubrimiento, este pecio ha cautivado la imaginación de muchas personas durante décadas. Los legendarios pioneros del buceo, Jacques Cousteau y Frederic Dumas realizaron expediciones a este lugar de buceo en 1952 y en 1976. Sin embargo, a pesar de los increíbles descubrimientos y del obvio potencial para encontrar todavía más, pasarán varios años antes de que otro equipo arqueológico vuelva a este lugar de buceo…