Imagina convertir tu pasión en una profesión… ¿cuánta gente puede decir eso? Cuando inicié mis prácticas de PADI Divemaster, estaba haciendo exactamente eso. Entré en un mundo en el que el océano se convirtió en mi oficina, cambié los uniformes de trabajo por los trajes de neopreno, ¡y ya no he vuelto a mirar atrás! Fue el pasaporte a una vida menos corriente.
Cuidado con los Comienzos
Mi primera experiencia de buceo fue mi curso de certificación PADI Open Water Diver en Panamá. Podría decirse que me lancé de cabeza. Me recibieron aguas cálidas, una vida marina increíble y corales de todos los colores del arco iris. El listón estaba puesto (y bastante alto). Por desgracia, mi país es un poco menos luminoso y cálido, pero no menos exótico, como pronto descubrí. Cuando regresé a Irlanda del Norte, en el Reino Unido, seguí buceando en las aguas frías de 9 °C (48 °F). Definitivamente, ¡experimenté los dos extremos del espectro! En mi país, el buceo no era más que un pasatiempo que complementaba mi trabajo a tiempo completo en el sector del marketing. Pero cuando el tiempo empezó a oscurecerse en el otoño, y cada vez se cancelaban más inmersiones debido a las malas condiciones climatológicas, empecé a soñar despierta con climas más cálidos.
Así es como llegué a hacer mis prácticas de Divemaster en Tenerife. Tras algunos encuentros fortuitos, me encontré en un grupo de Facebook sobre Trabajos y Prácticas de Divemaster en todo el mundo. Al principio me limitaba a «mirar escaparates», imaginando todos los hermosos lugares a los que podría ir a bucear algún día, pero no ahora. Entonces, después de nadar accidentalmente con un delfín en una inmersión con mi club de buceo local, pensé: «¿Por qué no cambiar de profesión?». Y no hay mejor momento que el presente. Un par de meses más tarde, había empaquetado mi vida, dejado mi trabajo de 9 a 5 y estaba buceando con algunas de las personas más divertidas e interesantes que he conocido nunca.
Burbujas y Bamboleos
Con unas prácticas de dos meses en Tenerife, tuve montones de oportunidades para aprender. La más extrema fue cómo tratar a un buceador que vomitaba bajo el agua y en la superficie. Las dos en ocasiones distintas, y las dos sobre mí. Otra «experiencia» más que añadir a la lista, ¿qué suerte tengo? Mis dos meses en Tenerife estuvieron llenos de diversión y buenos momentos, pero también hubo bastante formación para que pasara de ser una principiante con 17 inmersiones a una PADI Divemaster segura de mí misma y capaz, ahora con casi 100 inmersiones. Me llevó tiempo encontrar mi propio ritmo en el mundo subacuático. Digamos que mis intentos iniciales de dominar la flotabilidad o quitarme la máscara fueron un poco torpes. Pero bueno, todos tenemos nuestros bamboleos bajo el agua, ¿no? (Si quieres practicar el quitarte la máscara, mira este vídeo). Ahora me considero una parte pez, y todo gracias a unos mentores/instructores increíbles y muy pacientes, sin los cuales nunca habría conseguido mi titulación de Divemaster.
Ríete en Medio del Caos
Una de las mayores lecciones que aprendí fue acordarme de tomarme un segundo y disfrutar de mis inmersiones de trabajo. Al principio, todo me estresaba. Un cliente que asciende demasiado deprisa, alguien que chupa todo el aire en 15 minutos de inmersión, mis buceadores que se van nadando con el grupo equivocado cuando los otros nos adelantaban en el agua. Todo lo anterior me ocurrió al menos una vez en mi primera semana. Tuve que aprender a tomarme un respiro, reaccionar con calma y determinación y dedicar un momento para confiar en mí misma y recordar lo genial que es mi trabajo. También a esperar lo inesperado y aprender a reír en medio del caos. El océano tiene sentido del humor, y yo estoy aquí por ello.
Conservar las Fronteras Oceánicas
La industria del buceo y la comunidad van de la mano y, como Divemaster, sentí la responsabilidad de contribuir a la conservación de los océanos. No se trata sólo de explorar, sino también de preservar la belleza que yace bajo las olas. Mostrarle a alguien un angelote dormido, ver cómo se le iluminan los ojos de alegría a través de la máscara, no puedo explicar lo gratificante que es para mí como guía. ¡Qué maravilloso sería si pudiéramos animar a todos los buceadores a convertirse en defensores del océano, sumándose a las voces que reclaman su protección! Cada cliente al que llevo a bucear es una persona más que sé que hablará cuando llegue el momento de proteger este hermoso planeta azul.
Si No Ahora, ¿Cuándo?
Para los que tienen ansias de aventura y ganas de explorar el mundo subacuático, mi historia de PADI Divemaster es una invitación. Si no estás segura por ser una mujer en el sector del buceo, te aseguro que no debes preocuparte. Estarás marcando la tendencia a seguir por otras y ése es un lugar increíble en el que estar. Por ejemplo, tengo una estatura baja, pero al final de mis prácticas era capaz de levantar tanto peso como cualquier instructor del centro de buceo, ¡y normalmente con un poco más de gracia! Tanto si eres un buceador experimentado como si estás pensando en sumergirte por primera vez, créeme cuando te digo que no te arrepentirás. Busca unas prácticas de PADI Divemaster, apúntate y dame las gracias después. La gente increíble que conocerás, la hermosa vida que verás y la persona en la que te convertirás, todo ello te espera en un mundo extraordinario justo bajo de la superficie. El siguiente paso para mí es el PADI Open Water Scuba Instructor en Australia, y después, quién sabe a qué país viajaré. Con mi certificación PADI, el mundo es realmente mi ostra. ¡A por ello!
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