El buceo es una actividad social. Desde la primera vez que te sumerges en el mundo subacuático, aprendes de un instructor, exploras con un compañero y compartes experiencias con otros buceadores en tus cursos y viajes de buceo. Todos aprendemos de todos, y el comportamiento de un buceador puede influir fácilmente en los demás, para bien o para mal. Por eso es importante saber cómo hablar con otros buceadores sobre malos hábitos o comportamientos que podrían dañar el delicado ecosistema marino.


Un buceador recoge una estrella de mar roja en la mano

El impacto de los malos hábitos

Como buceadores, dependemos de un océano sano para seguir explorando el mundo subacuático durante muchos años. Sin embargo, nuestras acciones pueden ser muy perjudiciales para el frágil medio marino. Sin darnos cuenta, podemos dañar la vida acuática, destruir arrecifes de coral, contaminar el agua y estropear ecosistemas delicados.

Estos son algunos de los malos hábitos más comunes entre los buceadores y el impacto que pueden tener:

  • Tocar la vida marina – Tanto si coges una estrella de mar para una foto como si «acaricias» un pez, tu tacto puede dañar la delicada vida marina. Puede estresarlas y destruir la capa protectora de su piel, haciéndolas vulnerables a enfermedades o incluso provocándoles la muerte. Y sacar a las criaturas acuáticas del agua, aunque sea por poco tiempo, puede asfixiarlas.
  • Perseguir o acosar a los animales – Las criaturas marinas son sensibles al estrés. Perseguir a un tiburón ballena para hacerle una foto o acosar a una tortuga mientras come les causa angustia. Interrumpe su comportamiento natural y puede hacer que huyan de la zona o abandonen sus áreas de alimentación o cría.
  • Levantar arena – Esta acción puede asfixiar a los corales y a las criaturas que viven en el fondo, dañando sus hogares y creando una nube de sedimentos que puede dañar a los animales que se alimentan por filtración.
  • Alimentar a los animales marinos – Los animales pueden volverse dependientes de la comida humana, alterando su comportamiento natural y creando posibles problemas de salud.
  • Tirar basura – Dejar basura, equipos perdidos o aparejos de pesca en el océano o en la costa contribuye a la contaminación y puede herir a las criaturas marinas si las confunden con comida o se enredan en ellas.
  • Mal control de la flotabilidad y técnicas de aleteo – El coral está vivo y es muy frágil, tarda años en volver a crecer. Los buceadores que no llevan el lastre adecuado o no controlan bien la flotabilidad pueden dañar fácilmente los arrecifes de coral dando patadas accidentales o rompiendo trozos si no tienen bien metidos los manómetros y los latiguillos.
  • Llevarse conchas, corales o piedras – Llevarse recuerdos del océano puede parecer inofensivo (después de todo, ¡sólo es uno!), pero se acumulan rápidamente cuando todos los buceadores hacen lo mismo. Aunque parezcan vacíos, las conchas y los fragmentos de coral siguen albergando otra vida marina y tienen una función que desempeñar en el ecosistema.

Aparte del impacto medioambiental, los malos hábitos de buceo también pueden poner en peligro a los buceadores. Los buceadores que no siguen los planes de buceo, superan los límites de profundidad y tiempo, no controlan el consumo de aire, bucean más allá de su formación o dejan atrás a su compañero se ponen en peligro a sí mismos y a los demás.

Snorkeling hombre de pie en el arrecife de coral poco profundo, buceo destructivo

La importancia de alzar la voz

Puede resultar incómodo abordar a alguien por sus malos hábitos, sobre todo si no se le conoce bien. Sin embargo, como compañeros de buceo, somos responsables de cuidarnos los unos a los otros y de cuidar el medio ambiente. Todos somos defensores del océano, y de todos depende protegerlo.

Cuando veas algo, dilo.

Si te quedas de brazos cruzados y permites que no se aborden los malos hábitos, no será sólo ese buceador el que seguirá causando daños. Otros buceadores que observen este comportamiento pueden asumir que es aceptable, y el problema seguirá extendiéndose.

Es posible que puedas corregir ciertos comportamientos bajo el agua. Por ejemplo, puedes señalar el coral para mostrar a un buceador que lo está pateando y hacerle una señal para que infle su chaleco, pero a menudo tendrás que mantener una conversación después del buceo, sobre todo si quieres abordar problemas mayores o repetidos.

Hablar es crucial para crear una cultura de buceo seguro en la que todos podamos aprender unos de otros, prevenir accidentes y tener interacciones marinas responsables.


Tres buceadores siguen a un tiburón ballena bajo el agua

Cómo acercarse a otros buceadores

Hablar con otros buceadores sobre sus malos hábitos puede ser complicado. Es esencial comunicarse con empatía y comprensión. A menudo, estos comportamientos se deben más a la ignorancia que a una mala intención.

Si abordas la conversación desde el respeto y la educación en lugar de juzgar, tendrás más posibilidades de llegar al otro buceador e influir positivamente en su comportamiento.

Aquí tienes algunos consejos para hablar con otros buceadores sobre los malos hábitos:

  • Elige el momento y el lugar adecuados – Aborda el tema en privado, lejos de los demás, para evitar avergonzar a la otra persona. Elige un momento tranquilo y silencioso para centrarte en la conversación sin distracciones ni presiones de tiempo.
  • Empieza con un cumplido: reconoce algo positivo sobre sus técnicas de buceo o su experiencia. Esto mantiene el tono positivo y demuestra que les aprecias como buceadores.
  • Sé específico – En lugar de hacer afirmaciones generales como «eres un mal buceador», sé específico. Por ejemplo: «Me he dado cuenta de que has tocado los corales en nuestro buceo».
  • Explícales por qué es importante – La mayoría de los buceadores se preocupan por el océano, pero no se dan cuenta del impacto de sus acciones. Explicándoles las consecuencias de su comportamiento, puedes ayudarles a entender por qué es esencial cambiar sus malos hábitos. Usa datos o experiencias personales para reforzar su mensaje.
  • Ofrece soluciones – En lugar de limitarse a señalar el problema, ofrece acciones alternativas para ayudar a mitigarlo. Por ejemplo, dales consejos para mejorar su flotabilidad o sugiéreles que hagan el curso Peak Performance Buoyancy.
  • Sé directo pero respetuoso – Cuando se habla de malos hábitos, es importante ser directo y claro para asegurarse de que entienden el impacto de sus acciones. Sin embargo, es igualmente importante ser amable y respetuoso. Evita parecer polémico o crítico. Todo el mundo comete errores; tu objetivo es educar y mejorar, no avergonzar ni menospreciar.

También es bueno informar al guía de buceo de los malos hábitos que observes. Puede hacer cumplir las directrices y abordar el tema durante la sesión informativa previa a la inmersión o aplicando consecuencias a los infractores reincidentes.


Dos buceadores demuestran su excelente flotabilidad bajo el agua

Predicar con el ejemplo

En última instancia, la mejor manera de abordar los malos hábitos de buceo es predicar con el ejemplo y servir de modelo de buenas prácticas de buceo. Sé un buceador responsable, sigue el protocolo de buceo adecuado y respeta la vida marina y el medio ambiente. De este modo, no sólo protegerás el océano, sino que también le darás un buen ejemplo a otros buceadores.

También puedes seguir formándote en prácticas de buceo responsable a través de cursos como el Green Fins Diver e-Course o el PADI AWARE® Specialty. Estos programas proporcionan valiosos conocimientos y demuestran tu compromiso de ser un buceador responsable y proteger el medio marino.


La próxima vez que veas a un compañero buceador realizando conductas dañinas o imprudentes, no dudes en alzar la voz. Todos podemos contribuir a crear una comunidad de buceo más segura y consciente y a preservar el océano para las generaciones venideras.

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