El valor del entrenamiento en primeros auxilios para cualquiera que quiera pasar tiempo en el océano
Por Michael Turner, Reefers and Wreckers Dive Center
Después de dos días en un crucero de buceo buceando por el Mar Rojo, nos acercaos al famoso sitio de buceo del SS Thistlegorm. No sabíamos lo que nos esperaba…
Al llegar, pudimos ver como uno de los barcos fondeados sobre el Thistlegorm tenía problemas; humos salía de su sala de motores mientras que su tripulación y la de los barcos cercanos intentaban apagar el fuego. En un momento, conté diez zodiacs entre los cruceros de buceo, uno de los cuales da hirió a un miembro de la tripulación que se encontraba en el agua. Sufrió cortes en sus piernas, pero se recuperó.
Los invitados de la embarcación afectada ya se habían evacuado a otro crucero cercano. Su equipo de buceo, incluyendo equipo fotográfico que valía miles de euros se movió a nuestro barco, lo que requirió un gran esfuerzo de todos en el barco.
Después de horas moviendo el equipo y pasajeros, se controló el fuego. ¡Creo que fue el equipo de CO2 abordo lo que extinguió al fuego, pero al abrir y cerrar de las escotillas no ayudó!
La tripulación hizo lo que pudo con el entrenamiento básico que tenían. ¡No temieron la tarea y se merecen todas gracias! La tripulación e invitados pensaron que tenían todo bajo control, pero fue ahí cuando las cambiaron para peor…
Cuando miré a un lateral del barco, noté como uno de los miembros de la tripulación que había salido del cuarto de máquinas tenía problemas para mantenerse de pie y respirar. En ese momento se lo dije a mi mujer, Sally Turner, quien es enfermera. Sally administró oxígeno con una de las unidades portátiles que habíamos cogido de otro barco; teníamos que llevarlo a un medio estable. Convencimos a la tripulación de que no lo trasladasen por el costado, sino por la plataforma de buceo, donde lo pusimos sobre toallas que habían colectado el resto de los invitados.
A Sally se le junto Jo Bacon, un profesional de la higiene dental. Ahí fue cuando lo impensable ocurrió y dos nuevos problemas surgieron; el capitán sufría quemaduras en sus pies y había inhalado mucho humo. Vale la pena remarcar que aún no se había pedido ayuda a pesar de que ya había pasado media hora desde el primer incidente. Sally tuvo que explicar que el capitán moriría si no se consiguiese ayuda.
Sally and Jo manejaron la situación y nos llevaron a Sarah Drake, Gary McGuigan y a mí a una posición donde fuésemos más efectivos. Sarah calmó a los afectados mientras Gary y yo nos quedamos con el capitán e intentamos conseguir otro equipo de oxígeno, lo que supuso mucho trabajo al tener que mover cilindros de 50 litros por el barco.
El momento más grande de Gary fue persuadir a la tripulación en shock a que dejasen sus amigos heridos en las manos de dos mujeres extrañas, ¡en Egipto!
Sally notó como la primera víctima iba a tener un ataque y nos dijo que teníamos que moverlo al Salon, donde se le podía practicar un RCP. En ese momento se le juntó un doctor que ere huésped en otro barco. Sally y Jo realizaron una RCP dos veces y consiguieron salvar a la víctima. Tengo que decir que fue la primera vez que vi eso y solo puedo imaginar cómo se sintieron durante y después del evento. Se le administró oxígeno hasta que los servicios sanitarios de Egipto aparecieron, lo que pasó más de dos horas más tarde.
Todos los afectados se recuperaron.
Los eventos no fueron culpa de nadie; ¡toda la tripulación, personal e invitados hicieron lo que pudieron con su entrenamiento, pero nos hace pensar qué podría haber pasado si no hubiese profesionales entrenados a bordo!
Reefers and Wreckers están muy orgullosos de todos los que participaron; son un crédito para el centro de buceo.
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