La AmbassaDiver™ PADI, Birgitta Mueck se sumerge en las profundidades de los fiordos del norte de Noruega en busca de manadas de orcas y de ballenas jorobadas que emigran a la zona en invierno.
Cuidadosamente me sumergí en las águas del Ártico a 3º C. Era la segunda semana de enero y el sol no se había levantado por encima del horizonte desde hacía más de un mes. La falta de luz proporcionaba al entorno submarino una calidad oscura y gris. Sentí la mordedura del agua fría mientras hacía snorkel despacio entre los alrededores sombríos de colores azules y grisáceos. Con la cámara en mano, comencé a hacer movimientos más lentos y una enorme sombra apareció enfrente de mí. Poco a poco, se fue acercando todavía más. La adrenalina recorrió todo mi cuerpo cuando esta majestuosa criatura blanca y negra pasó a un metro de distancia de mí. Estaba completamente feliz. Estaba haciendo de nuevo algo que realmente me apasiona: estar en el agua con orcas noruegas.
El agua era tan poco profunda que el fondo de arena se removió con los poderosos movimientos de la ballena. A pesar de su gran tamaño, no hay duda alguna de que la ballena tenía control total sobre su cuerpo y sus movimientos. Estaba allí con su manada. Me quedé silenciosamente donde estaba, justo cerca de la superficie, dejando a las ballenas decidir si quería acercárseme o no. Las madres y los más jóvenes se mantuvieron a una cierta distancia, dejando que los grandes machos curioseasen sobre mí. Y eran muy curiosos, especialmente había uno que se me acercaba una y otra vez. Entre la poca visibilidad, puede avistar como cazaba arenques de una única y poderosa bocanada. Después de esto, empezó a nadar cerca, inspeccionándome con curiosidad. En su majestuosa compañía permanecí tranquila y en silencio, apenas sin moverme. Mientras grababa todo esto en mi cámara, este encuentro no solo creó una gran nube de arena a mi alrededor, sino que también una inmensa nube de felicidad dentro de mí.
Nuestra aventura comenzó a inicios de septiembre, cuando partimos de Orust (Suecia) en una travesía a 1 300 millas náuticas a los fiordos del norte de Noruega. Nuestro objetivo era bucear y documentar la vida marina en la costa de Noruega. Finalmente alcanzamos a los gigantes del ártico: las orcas y las ballenas jorobadas, que se congregan en los fiordos de Tromso, en el norte de Noruega, cada invierno desde hace varios años seguidos. Tras casi dos meses viajando (incluyendo varias inmersiones increíbles a lo largo del camino) llegamos a la pintoresca parte norte de Noruega a finales de octubre. Nos dimos cuenta de que había menos arenques en los fiordos que en años anteriores. Y los arenques son el principal motivo por el que tantas ballenas se congregan allí. Por tanto, estas no eran buenas noticias. Sabíamos que este fenómeno salvaje es limitado, pues las ballenas cambian sus esquemas de migración conforme a la disponibilidad de su alimento principal: el arenque. ¿Una menor cantidad de peces en los fiordos implica el fin de la migración de las ballenas?
Por suerte, no tardamos mucho tiempo en encontrar el primer grupo de orcas. Al principio había pequeñas manadas. Después, un par de días después, estábamos rodeados de orcas por todas partes. Estos animales inteligentes son muy curiosos y, cuando no se estaban alimentando, no era raro que se acercasen a nuestro barco para echarnos una mirada de cerca. Pudimos ver la cola de algunos y a otros asomar la cabeza y en algunos momentos afortunados los vimos emergiendo a la superficie. Ver a esos increíbles mamíferos en su ambiente natural fue pura magia para mí. Incluso desde mi primer encuentro con orcas en 1995, sentí un fuerte vínculo con esas increíbles criaturas. Estos animales sociales suelen vivir en el mismo grupo familiar durante toda su vida, atravesando grandes distancias en el océano. Cuando vi la cantidad de orcas que rodeaban nuestro barco, y una tras otra, mirándonos con sus curiosas cabezas enormes, me hubiese encantado compartir la experiencia con cualquiera. Creo que esta es la manera en la que toda vida debería ser experimentada: salvaje, en libertad y bajo sus propias condiciones. Aunque estaba muy emocionada por el gran número de orcas en la zona, me preguntaba si sería lo suficientemente afortunada para avistar ballenas jorobadas. Durante esa temporada no ha habido muchas posibilidades de avistamiento de ballenas jorobadas por el momento.